Fue ese negro esclavo, el cautivo más renombrado y admirado de estas comarcas; porque supo dejar una huella imborrable en esta tierra, cuando por valiente, diestro y decidido, integró la partida de yareros y bayameses que a orillas del Guacanayabo combatió al pirata Girón, acción en la que éste negro glorioso dio muerte al temido asolador de los mares, “Gilberto Girón”.
“Andaba entre los nuestros diligente / un etíope digno de alabanza / Llamado Salvador, negro valiente, / De los que tiene Yara en su labranza, / Hijo de Golomón, negro prudente: / El cual armado de machete y lanza, / Cuando vido a Gilberto andar brioso, / arremetió contra él cual león furioso.
¡Oh, Salvador criollo, negro honrado! / ¡Vuele tu fama, y nunca se consuma: / Que en alabanza de tan buen soldado / Es bien que no se cansen lengua y pluma!
Así describe Silvestre de Balboa en su monumental poema épico histórico “Espejo de Paciencia”, considerado la obra pionera de la literatura cubana, la decisiva participación de Salvador Golomón en ese asombroso hecho de armas; lo define como negro etíope y valiente de Yara, y es justo que tengamos presente que aquí vivió ese hombre extraordinario, aquí humedeció el suelo con sus lágrimas esclavas y lanzó al viento sus acallados gemidos, aquí bebió en la amargura de su cautiverio el salitre de su sudor; aquí también se sintió yarero cuando compartió sus sentimientos con los ofendidos y junto a ellos peleó para lavar la afrenta, aquí se hizo grande y rompió sus cadenas de esclavo. Es por eso que al hablar del valor y la bravura en el combate, necesariamente tendremos que recordar a Salvador Golomón y sentir el orgullo de verlo entre los nuestros, a pesar de su infortunio, escribiendo páginas honrosas. Es considerado como uno de los primeros héroes de Yara, con el cual nuestro pueblo mantiene una vieja deuda de gratitud que debe saldar.
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