Ese hermoso árbol que abriga bajo sus ramas la imponente escultura de Hatuey, no es un árbol más, puesto que se trata de ese guardián insomne que a lo largo de la historia del pueblo de Yara, señaló el sitio sagrado donde tuviera lugar el sacrificio del gran cacique,


Es ese elemento de la naturaleza, que no sólo está íntimamente unido al nombre de nuestra “Pequeña Ciudad” y a la propia subsistencia de sus pobladores, sino que también ha sido fuente de inspiración para poetas y artistas plásticos, que han hecho llegar a todo el país, y quizás a otras latitudes, imágenes como estas:

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