Nuestra presencia aquí es parte de la historia del desarrollo integral de Yara, escrita con el sudor, la alegría, el sacrificio y la entrega de muchos de sus hijos, que crecerá sana y fuerte; rica en logros y esperanzas, porque somos un pueblo acostumbrados a vibrar de emoción con los éxitos alcanzados en cualesquiera de las aristas de la vida en que se den; y seguirán escribiéndose páginas de victorias y hazañas, cultivadas desde aquí, con nuestros propios esfuerzos, porque así también se lucha; así también se cuida la Revolución. Ése es nuestro eterno compromiso con el Partido, con Raúl, Díaz-Canel y sobre todo, con Fidel.
Es digno señalar que dirigir no es solo un arte, es una obra educativa, porque como versa una longeva afirmación de José de la Luz y Caballero: Instruir puede cualquiera; Educar, solo quien sea un evangelio vivo…, porque el ejemplo es capaz por sí mismo, de crear voluntades, de forjar principios, de hacer nacer y crecer virtudes.
Hay maestros que te marcan de por vida, por una razón u otra, por su rectitud o por su inteligencia, por su pasión o por su cercanía con los alumnos, por su fuerza y su exacta caligrafía en la pizarra. Hay maestros que te retan.
Hay otros que te alaban, y cuando te equivocas, sufren una profunda decepción y hasta lloran. Hay maestros que te acompañan en tu historia de vida, te escuchan tus problemas, te detectan los errores, te trazan los caminos inexactos del futuro. Y uno le cree, aunque después nada se parezca a sus predicciones.
Con esos, con los que dejan su alma en las aulas, con los que se someten a diario a miradas críticas de muchachos preguntones e inquietos, con los que olvidan sus problemas y están en este espacio diverso de aprendizaje que es una escuela, desmenuzando libros e impartiendo saberes; con esos, prefiero quedarme, y a esos, prefiero abrazarlos, agradecerles, describirles.
Este es un merecido, aunque sencillo homenaje, para esas personas que profesionalmente decidieron escoger el difícil camino de educar y, tal vez, muchos piensen que se han alejado de su camino, pero no es así…porque dirigir en esta pequeña porción de país y desde todas las trincheras, es enseñarnos a caminar, a vencer obstáculos, a superarnos, a triunfar, siempre poniéndole a todo lo que hacemos el corazón y pensando como país.
La sesión sindical de la sede municipal del Gobierno en Yara reconoce por ser parte de la gran obra educacional que atesora la Revolución Cubana.