Es ese elemento de la naturaleza, que no sólo está íntimamente unido al nombre de nuestra “Pequeña Ciudad” y a la propia subsistencia de sus pobladores, sino que también ha sido fuente de inspiración para poetas y artistas plásticos, que han hecho llegar a todo el país, y quizás a otras latitudes, imágenes como estas: ¡Linda el agua cristalina, que baña la fértil tierra/ bajando desde la sierra/ cual cinta de plata fina! Escribió un poeta de Yara.  ¡Por la orilla floreciente/ que baña el río de Yara/ donde dulce fresca y clara/ se desliza la corriente! Escribió un erudito de la poesía cubana Juan Cristóbal Nápoles Fajardo (El Cucalambé). La imagen de esa orilla floreciente, develada por el pincel de un artista plástico de Yara, ha recreado por mucho tiempo en la sede del PCC de ese municipio, tanto a yareros, como a visitantes procedentes de todo el país. El río de Yara ha sido por demás, escenario natural de recreación popular y nadie puede dudar de que también ha sido refugio sentimental de los yareros. ….. ¡hasta el río bajé / con mis recuerdos de ayer / momentos de mi infancia / que nunca olvidaré/ y como cuando de niño / yo mi frente mojé!... Dice la Canción del Yarero Ausente. En él tenemos un entrañable símbolo de Yara.